A misión os llama,
errantes ovejas,
vuestra tierna Madre
la Pastora excelsa.
Divina Pastora,
dulce amada prenda,
dirige los pasos
de estas tus ovejas.
No crucen, Señora,
errantes la selva;
del hambriento lobo
no sean la presa.
Oh dulce Pastora,
Madre la más tierna,
libra a tu rebaño
de enemigas fieras.
Oye sus balidos,
alivia sus penas;
ábreles, piadosa,
del redil las puertas.
Al Pastor divino,
¡oh Pastora bella!,
haz que presurosas
para siempre vuelvan.
Vuelven al aprisco
tristes, macilentas,
por haber pastado
venenosas hierbas.
Mas ya arrepentidas
y en llanto deshechas,
buscan en tus brazos
su esperanza eterna.
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