sábado, 27 de junio de 2020

ORACIÓN A SAN ROQUE PARA QUE NOS LIBRE DE TODO MAL CONTAGIOSO

Preciosísimo confesor de Cristo, glorioso San Roque, otro David de la ley de gracia por la mansedumbre y rectitud de corazón; nuevo Tobías en el tiernísimo afecto para con los pobres y por la constancia en ejercer las obras de misericordia; cual otro Job, prodigio estupendo de paciencia y fortaleza en los dolores y trabajos con que el Cielo te probó: ¡Cuánto me alegro que en este mundo orgulloso, sensual y ambicioso, aparezcas Tú tan pobre, humilde y mortificado, distribuyendo a los pobres tu opulentísimo patrimonio, y mendigando el pan hasta Roma en traje de peregrino! Y como si nada fueran ni las llagas y dolores, ni el hambre que te aqueja, ni el abandono en que te ves, hasta no tener a veces más recurso ni amparo que el pan que te envía el cielo por medio de un prodigioso perro; como si nada fuera aún el verte encerrado en un horrible calabozo cinco años enteros por tu mismo tío, que, sin conocerte, te trata de espía; te entregas generoso a los rigores de la más asombrosa penitencia.

¡Oh! Cuánto condena esta tu vida penitente, pobre y humilde, el orgullo, la ambición y sensualidad de la mía! ¡Ah! no extraño seas tú visitado con indecibles favores y gracias celestiales, al paso que yo soy castigado por la divina Justicia, con razón irritada por los vicios y pecados míos. Pero aplácala, dulce Patrón y abogado contra la peste. Tú que libraste a Roma, Plasencia y tantas otras ciudades de este azote devastador, libradme también a mí y libra de él a esta tu ciudad que pone en ti toda su confianza. Cúmplase en nosotros la dulce promesa que el Cielo dejó escrita en aquella misteriosa tabla que apareció sobre tu glorioso cadáver: “Los que tocados por la peste, invocaren a mi siervo Roque, se librarán por su intercesión de esta cruel enfermedad.”

(Pídase al Santo la gracia que se desea, y récense luego cinco PadrenuestrosAvemarías y Gloria al Padre en memoria de los cinco años que estuvo preso)

ORACIÓN A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Atiéndenos, Señor, salvación nuestra, y mediante la intercesión de la bienaventurada y gloriosa siempre Virgen, Madre de Dios, del bienaventurado San Roque y de todos los Santos, libra a tu pueblo de los terrores de tu ira, y hazle seguro con la prodigalidad de tu misericordia.

Hazte, Señor, propicio a nuestras súplicas, y cúranos los males del alma y cuerpo, para que alcanzado tu perdón, en tu constante bendición nos regocijemos. Así sea.


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