Si Dios omnipotente me mandara
de sus deseos tomar el que quisiera,
ni el oro ni la plata le pidiera,
ni imperios ni coronas deseara.
Si un sublime talento me bastara
para vivir feliz, yo lo eligiera;
mas, ¡cuántos sabios referir pudiera
a quien su misma ciencia costó cara!
Yo sólo pido al Todopoderoso
me conceda propicio estos tres dones,
con que vivir en paz y ser dichoso:
un fiel amigo en todas ocasiones,
un corazón sencillo y generoso
y juicio que dirija mis acciones.
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