Señor Dios, Tú lo has creado todo: el mundo visible y el invisible. Todo lo que experimento procede de Ti. Cuando veo paisajes maravillosos, me encuentro contigo, que has vestido este mundo de tanta hermosura.
Pero también has creado a los ángeles, a quienes no veo. A menudo me envías un ángel cuando me siento solo. A veces me envías una persona que se convierte en ángel para mí. Llega en el momento preciso para hablarme y levantarme. Muchas veces, el ángel viene a mí en forma de inspiración que me hace meditar sobre algo o me invita a leer tal o cual libro. Y encuentro una respuesta a mi pregunta.
Me envías un ángel en mi soledad, oscuridad, desesperación. Entonces ya no estoy solo; no me has olvidado.
Soy para Ti tan importante que estoy en tu pensamiento. Por eso sé que nunca estaré solo.
Tu ángel siempre estará conmigo.
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