Querido Padre celestial, nosotros confiamos en tu Palabra de vida eterna que nos otorga Jesucristo, nuestro Salvador. Sobre esta Palabra de vida construimos en estos días, porque aun cuando parece que todo pierde fuerza y valor, hay mucho anhelo en los corazones humanos, y Tú nunca decepcionarás nuestra esperanza.
Lo que Tú has dicho se debe cumplir. Lo que Cristo Jesús prometió se hará, no solamente para unos pocos sino para todo el mundo, por lo cual Él murió y resucitó.
Quédate con nosotros. Mantennos vivos plenamente, tanto que nuestras vidas reflejen toda la bondad que experimentamos y que derrotemos todo el mal que nos ataca.
Gracias por llamarnos a la vida y por renovarnos una y otra vez.
Alabado sea tu Nombre entre nosotros para siempre. Amén.
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