martes, 4 de junio de 2019

ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (1)

Amado Jesús, gracias por este nuevo día, por tu amor y misericordia. Te pido por la salud y bienestar del Papa Francisco, del Papa emérito Benedicto XVI y de todos los sacerdotes del mundo entero.
Oh Divino Jesús que dijiste "Pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y a quien llama se le abre". Mírame postrado a tus plantas suplicándote me concedas una audiencia. Tus palabras me infunden confianza, sobre todo ahora que necesito que me hagas un favor:

(Se pide el favor).

¿A quién he de pedir sino a Ti, cuyo Corazón es un manantial inagotable de todos los dones y gracias? ¿Dónde he de buscar sino en el tesoro de tu Corazón, que contiene todas las riquezas de la clemencia y generosidad divinas? ¿A dónde he de llamar sino a la puerta de ese Corazón Sagrado, a través del cual Dios viene a nosotros y por medio del cual vamos a Dios? 
A Ti acudimos, oh Corazón de Jesús, porque en Ti encontramos consuelo cuando afligidos y perseguidos pedimos protección, cuando abrumados por el peso de nuestra cruz buscamos ayuda, cuando la angustia, la enfermedad, la pobreza o el fracaso nos impulsan a buscar una fuerza superior a las humanas.
Creo firmemente que puedes concederme la gracia que imploro, porque tu Misericordia no tiene límites y confío en que tu Corazón compasivo encontrará en mis miserias, en mis tribulaciones y en mis angustias un motivo más para oír mi petición.
Quiero que mi corazón esté lleno de la confianza con que oró el centurión romano en favor de su criado; de la confianza con que oraron las hermanas de Lázaro, los leprosos, los ciegos, los paralíticos que se acercaban a Ti porque sabían que tus oídos y tu Corazón estaban siempre abiertos para oír y remediar sus males.
Sin embargo, dejo en tus manos mi petición, sabiendo que Tú sabes las cosas mejor que yo; y que, si no me concedes esta gracia que te pido, sí me darás en cambio otra que mi alma necesita mucho; y me concederás mirar las cosas, mi situación, mis problemas, mi vida entera, desde otro ángulo, con más espíritu de fe. Cualquiera que sea tu decisión, nunca dejaré de amarte, adorarte y servirte, oh buen Jesús.
Acepta este acto mío de perfecta adoración y sumisión a lo que decrete tu Corazón misericordioso. Amén. 
Sacratísimo Corazón de Jesús, en Vos confío.
Sacratísimo Corazón de Jesús, en Vos confío.
Sacratísimo Corazón de Jesús, en Vos confío.

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