«Si quieres, puedes limpiarme» (Mc 1,40-45)
Señor Jesús, si quieres puedes limpiarme de mi falta de caridad, de mi ausencia de misericordia, de mi escaso compromiso y de mi comodidad excluyente.
Señor Jesús, si quieres puedes limpiarme de mi fe infantil, de mis dudas, de mis cegueras y de mi indiferencia generadora de desigualdades e injusticias.
Señor Jesús, si quieres puedes limpiarme de mis pobres palabras, de mis comentarios poco acertados, de mi incapacidad para ponerme en el lugar de los otros y de mi servir interesado y retransmitido.
Señor Jesús, si quieres puedes limpiarme de mi ego, de mi creer que todo lo hago bien, de mis muchas debilidades y carencias, de mi cansancio y de mis muchas equivocaciones.
Señor Jesús, si quieres puedes limpiarme. ¡Quiere, por favor! Lo necesito. Mi corazón te busca y necesita de Ti. No me dejes solo. Haz que no pierda la esperanza. Mantenme en tu santo servicio.
Así te lo pido. Así sea.
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