La beata Olimpia Bidá fue una religiosa católica de origen ucraniano, quien vivió durante el siglo pasado, se consagró en vida y alma al servicio de la religión católica, trabajando por las comunidades más necesitadas, formó parte de la Congregación de Religiosas de San José y, durante la persecución contra los cristianos, se mantuvo firme en su fe y siguió trabajando en pro de Cristo, hasta que fue capturada y martirizada.
Olimpia Bidá nació en el año 1903 en el pequeño pueblo de Tsebliv ubicado en la región de Lviv al oeste de Ucrania; fue educada en una familia de profundos valores religiosos por lo que desde joven manifestó su deseo por consagrar su virtud a Dios y entregarse a la vida de servicio. Formó parte de la Congregación de las Hermanas de San José, y se trasladó al pueblo de Zhuzhil donde trabajaba en diversas obras de caridad con otras hermanas.
En el año 1945, ante el clima tenso social y político que se presentaba a consecuencia de las persecuciones anti religión del gobierno comunista, la hermana Olimpia tuvo que ir al frente de la predicación religiosa, para cumplir con el trabajo de los sacerdotes que habían sido encarcelados y asesinados por los soviéticos, estando consciente del riesgo que representaba para sí misma aceptó esta tarea con valentía.
En abril de 1950 sor Olimpia se encontraba junto a sor Laurencia en el velatorio de un devoto cuando fueron ambas capturadas. En mayo de ese mismo año se les juzgó y declaró culpables de promover actividades antisoviéticas y fueron enviadas al campo de Kharsk en Siberia, donde sor Olimpia fue sometida a crueles trabajos, malos tratos y duras pruebas que acabaron menguando su salud y la llevaron a la muerte el 28 de enero del año 1952.
El papa Juan Pablo II, el 27 de junio del año 2001, beatificó a sor Olimpia Bidá junto a otros 24 mártires.
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