¡Oh, santa mártir Tatiana, esposa de tu Dulcísimo Esposo Cristo! ¡Cordero del Divino Cordero! La paloma de la castidad, el cuerpo fragante del sufrimiento como con vestiduras reales, contado entre la faz del cielo, regocijándose ahora en la gloria eterna, desde los días de la juventud, sierva de la Iglesia de Dios, observando la castidad y más que todas las bendiciones. del Señor amado, te oramos y te pedimos: escucha las peticiones de nuestro corazón y no rechaces nuestras oraciones, concédenos pureza de cuerpo y alma, inhala el amor por las verdades divinas, condúcenos por el camino virtuoso, pide a Dios protección angelical para nosotros, cura nuestras heridas y úlceras, protege a la juventud, concédenos una vejez indolora y confortable, ayúdanos en la hora de la muerte, recuerda nuestros dolores y concédenos alegría, visítanos a los que estamos en la prisión del pecado, guíanos pronto al arrepentimiento, enciende la llama de oración, no nos dejes huérfanos, sino que glorificando tu sufrimiento, enviemos alabanzas al Señor, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
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