Jesús, Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, tanto amas a la humanidad que no solo te rebajas a hacerte hombre, sino que eres el manso Cordero que cargas con los pecados de todos nosotros.
Gracias por el don de tu humildad, tu misericordia y tu perdón.
Quiero que mi vida de cada día esté limpia de pecado, nunca indigna de un discípulo tuyo.
Te pido que toda mi existencia transcurra siempre en tu compañía, y las últimas palabras sean repetir tu santísimo Nombre, JESÚS, el Nombresobretodonombre.
Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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