Glorioso san Antonio Abad, que por tu castidad nos diste un testimonio de lo que será la vida futura y de cómo un cristiano ha de combatir las insidias del maligno contra una vida limpia. Alabamos esta virtud en ti y por ella te suplicamos nos alcance del Señor poderte imitar, y en la escuela de tu castidad aprendamos a no ser derribados por la corriente de permisibilidad sexual que hoy nos invade. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario