Hoy leemos en el evangelio de san Lucas que de nuevo los hermanos Juan y Andrés se dejan llevar por la ira santa, se indignan contra los samaritanos que no acogen la salvación y Jesús de nuevo les reprende. No se puede transmitir la fe desde el miedo, sino desde el amor, la misericordia, la alegría y la esperanza. Tengamos cuidado con nuestras respuestas al que no acoge la alegría del Evangelio. Seamos buenos y confiemos siempre en Dios que tiene amor infinito.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 51-56
Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él. Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?». Él se volvió y les regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.
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