Este niño pícaro
se burla de mí,
cierra los ojitos
y los vuelve abrir.
Basta de jugar,
basta de reír,
cierre ya los ojos
y quédese así.
¿Que primero un cuento?
Pues sí, niño, sí.
Había una vez
en cierto país
mucho que lavar,
mucho que planchar,
mucho que zurcir.
Por suerte los niños
dormían allí...
Y usted, dígame,
¿no piensa dormir?
¡Ah, quiere un besito!
¡Uno, y cien, y mil!,
Pero ¡a ver si ahora
se duerme por fin!
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