sábado, 2 de julio de 2022

MARTIRIO DE SAN PROCESO Y SAN MARTINIANO


Ambos santos eran soldados imperiales, probablemente inscritos en el ejército de Nerón, que fueron responsables de la custodia de los apóstoles Pedro y Pablo, encarcelado en la prisión de Mamertina antes de su martirio. Los dos guardianes, fascinados por las palabras y aturdidos por sus milagros, pidieron ser bautizados.​ Como en la prisión carecían del agua necesaria para el sacramento, el apóstol Pedro hizo la señal de la cruz en dirección de la Roca Tarpeya, y de ella salió agua en abundancia. Una vez bautizados, los dos carceleros le abrieron las puertas de la cárcel y se les invitó a Pedro y a Pablo a escapar.


Al escuchar la noticia de la conversión de sus carceleros, el juez Paulino ordenó el arresto de ambos y trató de disuadirlos con atroces e innumerables torturas: Proceso y Martiniano fueron sometidos a la contusión de boca, son azotados y atormentados con la pena del fuego y luego fueron expuestos a los escorpiones. Otra versión cuenta que el juez se queda ciego, es poseído por el demonio y muere a los tres días, por el daño infligido en los carceleros.​  Enfurecido su hijo Pomponio, y achacándolo a hechizos y magias de los mártires, dio parte a Nerón, y el emperador encargó a Cesáreo, prefecto de la ciudad, que los mataran. En este punto, fueron "golpeados con la espada", que es ser decapitado, según informa el Martirologio Romano, en la Vía Aurelia el 2 de julio del año 69, al mismo tiempo que el apóstol Pablo, quien también fue sometido a esta muerte.
Se dice que, después de su ejecución, una mujer llamada Lucina recogió los cuerpos, enterrándolos en su cementerio privado.

 

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