Como las humildes flores
o la vespertina brisa,
tu dulce y tierna sonrisa
despierta sueños y amores.
¡Quién pudiera tus favores
gozar tranquilo y sin prisa!
¡Quién adorar tu sonrisa
sin miedos y sin temores!
Tus ojos son dos primores
y tu mirada sumisa
y tus labios y tu risa
cálidos y seductores.
No sufras, amor, no llores,
y ofrécele tu sonrisa,
como ofrece el mar su brisa,
al dueño de tus amores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario