Insigne y glorioso patriarca san Joaquín y bondadosísima santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fuisteis escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con gran confianza recurro a vuestra protección poderosa y os encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia, especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su intercesión.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.
Con gran confianza recurro a vuestra protección poderosa y os encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia, especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su intercesión.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.
Como vosotros fuisteis ejemplo perfecto de vida interior, obtenedme el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.
Dadme vivo y constante amor a Jesús y a María. Obtenedme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
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