San Fermín era hijo de un patricio romano del siglo III después de Cristo. Sabemos que nació en Pamplona. Sus padres se convirtieron al escuchar la predicación de san Saturnino de Toulouse y lo bautizaron inmediatamente.
Fermín viajó a Francia a evangelizar. A los 18 años fue a Toulouse y allí fue ordenado sacerdote. Cuatro años más tarde se convirtió en obispo de Amiens.
En Amiens fue detenido y encarcelado por evangelizar. Al manifestar que no pensaba dejar de hacerlo, las autoridades decidieron condenarlo y lo degollaron. Previamente, una tradición explica que lo ataron a las patas de un toro y espantaron al animal por las calles de la ciudad, con lo que el santo sufrió terriblemente.
En 1186, el obispo Pedro de París llevó una reliquia de la cabeza de san Fermín a Pamplona.
La fiesta de san Fermín se celebra el 7 de julio.
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