Amable Salvador, Jesucristo, eres el Rey de reyes en el país de la dicha. Te pido por tu misericordia oigas mi oración y liberes las almas del Purgatorio. Llévalas de la prisión de las tinieblas a la luz y libertad de los hijos de Dios en el Reino de tu Gloria.
Amable Salvador, te doy gracias por haber redimido las pobres almas con tu preciosísima Sangre, salvándolas de la muerte eterna.
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