De nuestra Patria, Marcelo,
eres gloria y ornamento.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
Como la rosa entre espinas
hace brillar su hermosura,
así brilla tu fe pura
entre gentiles doctrinas.
Las máximas peregrinas
nunca empañaron tu celo.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
En la Religión celoso
doce hijos educaste,
doce hijos que el contraste
forman de maravilloso;
hijos, esposa y esposo
todos merecen el Cielo.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
A los ídolos incienso
resiste quemar tu mano,
y en obsequio del Inmenso
pronunciaste «Soy cristiano».
La constancia del tirano
no pudo rendir tu celo.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
Con prisiones amarrado
tu espíritu no padece;
es libre quien obedece
al Señor crucificado;
en Este solo has cifrado
tus esperanzas y anhelo.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
En Tánger víctima fuiste
del idólatra romano,
y víctima que ofreciste
en aras del Soberano,
tu sangre del africano
fertiliza el patrio suelo.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
Mil años en tierra ajena
tus huesos han residido.
El leonés ha gemido
mil años en dura pena.
Y puesto que se han traído
para servir de consuelo:
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
Eres Patrono elegido
de tus queridos paisanos;
los ricos, los artesanos,
el pobre y el desvalido
por ti se ven protegidos
con vigilancia y desvelo.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
En la Fe fuiste constante,
en los tormentos paciente,
en la educación brillante,
en la caridad ardiente.
Tus virtudes eminente
lugar te dan en el Cielo.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
Mártir invicto, que fuiste
asombro del paganismo,
mirad por el cristianismo
que con valor defendiste.
El ejemplo que nos diste
imitemos sin recelo.
De nuestra Patria, Marcelo,
eres gloria y ornamento.
De nuestro comportamiento
tu vida sea el modelo.
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