¡Viva san Frutos bendito!
que "El Pajarero" llamamos,
anacoreta virtuoso,
santo patrón segoviano.
Siendo mozo dejó casa,
dejó tierras y rebaños
y al Duratón penitente
se marchó con sus hermanos.
Muchos prodigios hiciera,
hiciera muchos milagros,
contra el moro sarraceno
y en favor de los cristianos.
Como una simple naranja
cortó la peña de un tajo
y por la peña cayeron
los moros con sus caballos.
Ante la sagrada forma,
que dan de comer a un asno,
el animal se arrodilla
y queda en el suelo hincado.
Una mujer despeñada
por su marido encelado,
cae sana y salva el abismo
por intercesión del santo.
Pajarillos en bandadas
le posan hombros y brazos;
a todos cuida y protege,
le tienen por su abogado.
Chovas, picazas, gorriones,
águilas, buitres, milanos...
unos enredan su barba,
otros comen en su mano.
Una vez que cayó enfermo,
en volandas le llevaron;
desde entonces a san Frutos
"El Pajarero" llamamos.
¡Viva san Frutos bendito!
que "El Pajarero" llamamos,
anacoreta virtuoso,
santo patrón segoviano.
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