¡Buenos días!
Vivimos en un mundo en el que necesitamos comunicar nuestras vivencias y sentimientos enviando fotos o mensajes. Los que somos creyentes queremos comunicarnos con Dios cada día, darle gracias, pedirle lo que necesitamos.Pues bien, las lecturas de hoy domingo nos hablan de la necesidad de la oración confiada, constante, comprometida en la vida.
Santa Teresa de Jesús, a quien recordamos ayer, decía que la “oración no es otra cosa sino tratar de amistad con quien sabemos que nos ama”. Seremos cristianos de verdad si somos cada día más amigos de Jesús orando más y mejor; y ayudando a los demás a vivir esta experiencia.
Y no olvidemos que a orar se aprende orando.
¡Buen y bendecido Día del Señor!
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
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