Señor y Dios nuestro, Tú nos mandas valorar los bienes de este mundo apreciándolos según tu ley y voluntad; al celebrar hoy la fiesta de san Francisco de Borja, enséñanos a comprender, como él lo hizo, que nada hay en el mundo comparable al gozo de gastar la vida en tu servicio y en el de nuestros hermanos. Amén.
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