viernes, 28 de octubre de 2022

MEDITACIÓN VIERNES XXX TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)


"Llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que nombró apóstoles" (Lc 6,12-19)

Señor Jesús, una mañana más te damos gracias por contar con nosotros, por haber pensado en cada uno de nosotros y por habernos elegido para ir y anunciar la buena nueva de tu presencia entre nosotros.

Señor Jesús, si hoy así lo quieres, cuenta conmigo para regalar una sonrisa a quien necesite razones para seguir adelante en medio de sus agobios y preocupaciones.

Cuenta conmigo por si alguien necesita una conversación en la que pueda compartir lo que siente y lo que necesita en este momento de su vida.

Cuenta conmigo si hay que ayudar a alguien con sus trabajos y con sus tareas cotidianas.

Cuenta conmigo si hay que gritar donde sea que la vida merece la pena ser vivida y que sólo cuando se entrega tiene sentido.

Cuenta conmigo para ofrecer posibilidades y para dibujar horizontes.

Cuenta conmigo para seguirte sin más.

Cuenta conmigo para ser testigo tuyo en medio de mi trabajo, de mi familia y de mi comunidad.

Cuenta conmigo para que, en medio de mi situación, sea la que sea, sientas que puedo ser tus manos, tus pies y tu mirada.

Cuenta conmigo para acompañar al que se pierde, al que busca, al que encuentra o al que ha perdido algo o a alguien.

Cuenta conmigo para para ser sal, levadura y luz.

Cuenta conmigo para alegrarle la vida a alguien.

Cuenta conmigo para denunciar con caridad lo que no es justo ni humano.

Cuenta conmigo para hacer de esta jornada una porción de tu reino.

Señor Jesús, cuenta conmigo, cuenta con nosotros. Nos sabemos elegidos, llamados y enviados. Sabemos que estás a nuestro lado. Así lo creemos y así queremos anunciarlo hoy con nuestra presencia, nuestras palabras y nuestras obras.

Acompaña nuestra jornada.

Así te lo pido. Así sea.


 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 12-19

En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.






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