Oh Dios, fuerza de los mártires, que llamaste a la gloria eterna a San Pablo Miki y a sus compañeros, a través del martirio de la cruz, concédenos también a nosotros por su intercesión poder testimoniar en la vida y en el momento de la muerte la fe de nuestro bautismo. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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