Señor Jesús, te damos gracias por haber llamado a la vida y a la fe al peñi Ceferino, hijo de los pueblos originarios de América del Sur. Él, alimentándose con el Pan de Vida, supo responderte con un corazón entero, viviendo siempre como discípulo y misionero del Reino.
Él quiso ser útil a su gente, abrazando tu Evangelio y tomando cada día su cruz para seguirte en los humildes hechos de la vida cotidiana.
Te pedimos por su intercesión que te acuerdes de los que todavía peregrinamos en este mundo.
(Pedimos las intenciones que cada uno trae en el corazón).
Que también nosotros podamos aprender de él: su amor decidido a la familia y a la tierra, la entrega generosa y alegre a todos los hermanos, su espíritu de reconciliación y comunión. Para que un día celebremos junto a él y todos los santos la Pascua eterna del Cielo. Amén.
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