Señor Jesús, aquel a quien Tú amas está enfermo. Tú lo puedes todo; te pido humildemente que le devuelvas la salud. Pero si son otros tus designios, te pido le concedas la gracia de sobrellevar cristianamente su enfermedad.
Jesús, en Ti confío su salud espiritual y mental con poder sanador.
En los caminos de Palestina tratabas a los enfermos con tal delicadeza que todos venían a Ti. Dame esa misma dulzura, ese tacto que es tan difícil de tener cuando se está sano.
Compadécete de los enfermos que se encuentran en las clínicas y hospitales esperando ser intervenidos quirúrgicamente.
Asiste a los que la Medicina dice que no hay oportunidad para ellos.
Pero para Ti, mi Señor Jesucristo, todo es posible cuando hay fe. Jesús, en Ti confío sus necesidades.
Que yo sepa dominar mi nerviosismo para no agobiarle, que sepa sacrificar una parte de mis ocupaciones para acompañarles en su enfermedad con amor.
Yo estoy lleno de vida, Señor, y te doy gracias por ello. Pero haz que el sufrimiento de los demás me santifique, formándome en la abnegación y en la caridad.
Madre del Buen Consejo, María Santísima, ayúdame a ser paciente y humilde como Tú cuando visitaste a tu prima Isabel, a la que acompañaste con tu ternura y dedicación. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario