Bendito y alabado seas, Señor Jesús, Hijo predilecto del Padre, Cordero inmolado, Redentor de nuestras almas y camino de salvación eterna.
A Ti dirijo esta alabanza porque solo Tú eres digno de adoración. Solo Tú eres poderoso y omnipotente. Solamente Tú eres bueno y perfecto, y nadie ama como lo haces Tú.
Porque en Ti he encontrado apoyo, Tú has sido mi fortaleza, has sanado mi cuerpo y mi alma, siempre me has escuchado y nunca me has abandonado. Cuando te llamo acudes a mí y me abrazas en tu misericordia.
Tu Majestad sea por siempre bendita, Jesús.
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