Padre eterno, clementísimo y soberano Creador del cielo y tierra, yo, el más humilde y miserable pecador, juntamente con la Iglesia te ofrezco este preciosísimo sacrificio, y en él a tu Hijo Jesús; y te ofrezco cuantos se han hecho y harán en todo el mundo, confesándote por verdadero, universal e infinito en tu ser y poder.
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