Cuando errabas como un niño
pequeño y desvalido, yo te amé.
Cuando vivías esclavizado
en una tierra extraña, te llamé.
Cuando te llamaba, tú te alejabas,
te entregabas a otros dioses sin temor.
Se me estremece el corazón,
se conmueven mis entrañas;
no te haré ningún mal.
Se me estremece el corazón,
se conmueven mis entrañas;
que yo soy Dios, que soy amor.
Te enseñé a caminar,
te llevaba de la mano junto a mi,
te alzaba entre mis brazos,
pequeño mío, y no comprendías
que yo era el que te cuidaba
y sanaba tus heridas con mi amor.
Se me estremece el corazón…
Te atraía a mi regazo
con cuerdas, con lazos de amor.
Del yugo que te oprimía,
pequeño mío, te liberaba
y te alzaba contra mi mejilla,
me inclinaba y te daba de comer.
Se me estremece el corazón…
Yo no puedo maltratarte
como se merece tu traición.
Cómo podría abandonarte.
No cederé al ardor de mi ira,
No te destruiré ni te haré daño;
mi corazón se ha vuelto contra mi
Se me estremece el corazón...
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