jueves, 21 de mayo de 2020

CINCO VISITAS A JESÚS SACRAMENTADO EN TESTIMONIO DE AMOR Y DESAGRAVIO A SU SAGRADO CORAZÓN


Primera visita

Adoremos a Jesucristo Sacramentado en acción de gracias por la institución de este adorable Misterio.
¡Oh amabilísimo Corazón de Jesús Sacramentado! os adoro profundamente en ese augusto Sacramento, y os doy rendidas gracias por haber instituido ese compendio de maravillas, resumen de vuestras finezas, y evidente testimonio de la ternura de vuestro amor; y para dároslas más incesantes, convido a todos los justos de la tierra y bienaventurados del cielo, uniendo con ellos los afectos de mi corazón, y deseando ardientemente alabaros y ensalzaros por toda la eternidad.
Os adoro también con el ánimo y el deseo de resarcir de algún modo las injurias que en ese Sacramento recibís de los infieles y malos cristianos, especialmente por la ingratitud y olvido con que los hombres os dejan solo en tantos sagrarios, en todos los cuales os adoro humildemente desde aquí, uniendo mis débiles obsequios con el fervor y devoción de los Santos más fieles y amantes de vuestro Corazón santísimo. 
Admitid, Jesús amoroso, mis ardientes súplicas, para que adorándoos en esta vida sacramentado por nuestro amor, os bendiga y ensalce después eternamente. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre.


Segunda visita

Adoremos a Jesucristo Sacramentado en acción de gracias por las muchas veces que le hemos recibido, y con él innumerables beneficios.
¡Oh benignísimo Jesús, Salvador de mi alma! os doy infinitas gracias por los innumerables beneficios que he recibido de vuestra divina mano, y señaladamente por las muchas veces que os habéis dignado entrar en mi pecho, derramando a manos llenas vuestras misericordias, sin agotarse nunca el copioso raudal de vuestro dulcísimo Corazón, de donde proceden de continuo las inspiraciones y toques interiores con que me llamáis, deseando sujetarme al yugo suave de vuestro amor.
Aquí, pues, me tenéis ya rendido a vuestros pies; no quiero resistir por más tiempo a vuestros amorosos deseos. Triunfad y reinad Vos solo en nuestros corazones. Todos os conozcan, amen y correspondan a las finezas de vuestro divino Corazón, para que todos os amemos y bendigamos en la gloria. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre.


Tercera visita

Adoremos a Jesucristo Sacramentado, en satisfacción de las injurias que ha recibido de los infieles y herejes de este Sacramento.
¡Oh amabilísimo Corazón de Jesús, injuriado continuamente en ese adorable Sacramento por la rebeldía y obstinación de los herejes! os adoro con todo el pobre afecto de mi corazón; y para reparar de alguna manera tantos agravios, convido a los espíritus bienaventurados para que reparen con sus alabanzas las injurias e ingratitudes de los hombres, y junto mis tibios afectos al encendido amor de los Serafines, deseando vivamente desagraviar vuestro amor ultrajado, y no cesar de bendeciros y ensalzaros todos los instantes de mi vida. Haced, Señor, que os glorifiquen los corazones de todos los hombres, y unan sus alabanzas a las de todos los Ángeles y Santos de la corte celestial, y a las bendiciones que os da continuamente el purísimo Corazón de vuestra Santísima Madre. En fin, vos mismo, soberano Señor Sacramentado, que sois reparación del honor divino, vos habéis de ser digna satisfacción de tantos ultrajes. 
Admitid, oh Padre Eterno, mis humildes súplicas, unidas a los sentimientos del Corazón de vuestro unigénito Hijo, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre.


Cuarta visita

Adoremos a Jesucristo Sacramentado, en satisfacción de las irreverencias y sacrilegios que sufre de muchos fieles.
¡Oh sacratísimo Corazón de mi amado Jesús! aquí me presento ante el acatamiento de vuestra Soberana Majestad, traspasado de dolor al considerar la atroz injuria que contra Vos cometen muchos cristianos, especialmente cuando se acercan a recibiros en pecado mortal, renovando la traición de Judas, y la maldad de los judíos. 
Venced Vos, Jesús mío, con vuestra misericordia, la obstinación de tantos corazones ingratos, iluminadlos, y atraedlos a vuestro amor como divino médico, pastor, esposo y amoroso padre, y no permitáis que en adelante ningún cristiano llegue en pecado mortal a recibiros sacramentado.
Así os lo ruego por vuestro dulcísimo Corazón, y el de vuestra Madre amorosísima. Hacedme, Señor, esta gracia en la tierra, y la de veros y gozaros eternamente en el cielo. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre.


Quinta visita

Adoremos en espíritu a Jesucristo Sacramentado en todas las iglesias del mundo, donde se halla olvidado de casi todos, tan indignamente recibido, y tan raramente visitado.
¡Oh Corazón amabilísimo de Jesús! a vista del olvido con que os tratan los hombres, estando Vos de día y de noche real y verdaderamente en la Hostia consagrada, por amor nuestro, quisiera en este día visitaros en todas las iglesias del mundo donde os halláis sacramentado, ofreceros en holocausto los corazones de todos los hombres, y unir mis débiles esfuerzos a los obsequios y adoraciones de los justos fervorosos que viven en la tierra, y de todos los Santos y bienaventurados del cielo.
Ahora conozco vuestra infinita paciencia: me pesa mil veces de haberos yo también olvidado y ofendido, oh misericordiosísimo Jesús. Dadme gracia para amaros y serviros de hoy en adelante con gran fervor, fidelidad y constancia. Iluminad, Señor, mi entendimiento, inflamad mi voluntad, purificad mi corazón, y dadme a mí y a todos los hombres una verdadera devoción, con que veneremos y adoremos este divino Sacramento, que es tesoro riquísimo, y fuente de todas las gracias. Así lo espero de vuestra bondad y misericordia infinita, para alabaros y engrandeceros después en la gloria por los siglos de los siglos.
Y Vos, Señora, Madre de Dios y Madre mía, por la pureza y santidad de vuestro dulcísimo Corazón, alcanzadme una verdadera y constante devoción al Sagrado Corazón de vuestro amantísimo Hijo Jesús, de modo que, unido con Él estrechamente, cumpla como es debido todas mis obligaciones, y con alegría y gozo de corazón, sirva siempre a su benignísimo y piadosísimo Corazón. Amén.

Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre.

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