Esta devoción tan extendida, especialmente entre la juventud, por los muchos beneficios espirituales y temporales conseguidos del cielo por este medio consiste en consagrar al Santo seis domingos consecutivos en memoria de los seis años que vivió en la Compañía de Jesús, y pueden ser los que inmediatamente preceden o siguen a la fiesta de San Luis (21 de junio) o los que se quieran elegir entre año.
Es necesario confesar, comulgar y santificar el día con piadosas meditaciones u oraciones, u otras prácticas de piedad en honra del Santo y gloria de Dios, según expresa Clemente XII en el "Breve" en que se concede INDULGENCIA PLENARIA para cada uno de los domingos.
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