Señor, Dios de bondad y de misericordia, que en el mundo del mal y del pecado has ofrecido a la sociedad de los redimidos como purísimo espejo de piedad, de justicia y de amor la Santa Familia de Nazaret, ¡ay!, mira cómo la familia está hoy por todas partes acechada, y cómo todo se conjura para profanarla, arrancándole la fe, la religión y la costumbre.
Asiste, ¡oh Señor!, la obra de tus manos. Protege en nuestros hogares las virtudes domésticas, garantía única de concordia y de paz.
Asiste, ¡oh Señor!, la obra de tus manos. Protege en nuestros hogares las virtudes domésticas, garantía única de concordia y de paz.
Ven y suscita los defensores de la familia. Suscita los apóstoles de los nuevos tiempos, que en tu Nombre, con el mensaje de Jesucristo y con la santidad de la vida reclamen a la fidelidad los cónyuges, al ejercicio de la autoridad los padres, a la obediencia los hijos, a la modestia las jóvenes, a la estima y al amor de la casa por Ti bendecida las mentes y los corazones de todos.
Restaurada en Jesucristo sobre los ejemplos del divino modelo de Nazaret, reencuentre la familia cristiana su rostro; retorne en santuario todo doméstico nido; se vuelva a encender en todo hogar la llama de la fe, que la adversidad lleva con paciencia, la prosperidad con moderación, y todo compone en el orden y en la paz.
Bajo tu paternal mirada, ¡oh Señor!, y confiada en tu Providencia, con el amoroso patrocinio de Jesús, María y José, será la familia asilo de virtud y escuela de sabiduría. Será reposo en los afanes de la vida y testimonio de las promesas de Cristo. Ella, ante la presencia del mundo, te dará gloria, Padre, y a tu Hijo Jesús, hasta que se reúna con todos sus miembros a cantar tus alabanzas en los siglos eternos. Así sea.
Restaurada en Jesucristo sobre los ejemplos del divino modelo de Nazaret, reencuentre la familia cristiana su rostro; retorne en santuario todo doméstico nido; se vuelva a encender en todo hogar la llama de la fe, que la adversidad lleva con paciencia, la prosperidad con moderación, y todo compone en el orden y en la paz.
Bajo tu paternal mirada, ¡oh Señor!, y confiada en tu Providencia, con el amoroso patrocinio de Jesús, María y José, será la familia asilo de virtud y escuela de sabiduría. Será reposo en los afanes de la vida y testimonio de las promesas de Cristo. Ella, ante la presencia del mundo, te dará gloria, Padre, y a tu Hijo Jesús, hasta que se reúna con todos sus miembros a cantar tus alabanzas en los siglos eternos. Así sea.
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