Por la tierra estos cantos, como alondras del día
o campanas del angelus, viertan su melodía.
Que vayan repitiendo el eco vagabundo
de los hondos latidos de la vida y del mundo.
Que dejen en el viento, clara y trémula huella,
un rumor de plegaria y un resplandor de estrella.
Que en la tarde tranquila o que en la noche en calma,
si su música pasa arrullando algún alma,
la haga mirar al cielo y pensar, conmovida:
-"¡Hay belleza en el mundo y hay dulzura en la vida!".
No hay comentarios:
Publicar un comentario