sábado, 22 de enero de 2022

MARTIRIO DE SAN VICENTE


Vicente de Huesca, conocido también como San Vicente Mártir, (Huesca ¿ ? – Valencia, ca. 304) fue un clérigo español, diácono de san Valero de Zaragoza. Fue capturado y torturado bajo Diocleciano, por lo que la Iglesia lo venera como mártir.

Según la tradición, Vicente fue encargado de la predicación de la fe, a causa de un impedimento del habla que afectaba al obispo Valero.

Se originó una sangrienta persecución contra los cristianos, decretada por los emperadores Diocleciano y Maximiano. En marzo de 303 se publica el primer edicto imperial en este sentido, que llevó a cabo el prefecto Daciano, quien vino de Roma y permaneció en la Península dos años, ensañándose con fanatismo y crueldad en la población cristiana. Daciano llegó a Hispania por Gerona, donde encargó el cumplimiento de los decretos imperiales al juez Rufino, pasando él a Barcelona y después a Zaragoza.

Valero y Vicente fueron prendidos en el año 303 por orden del gobernador Daciano, y trasladados a Valencia. Valero fue condenado al destierro y Vicente sufrió el martirio, muriendo finalmente en fecha imprecisa —la tradición le asigna el 22 de enero— en el año 304 ó 305. De acuerdo a la leyenda, convirtió antes de morir a su verdugo.


Primero Vicente fue colocado en una cruz en aspa y después en la catasta, donde le rompieron los huesos, le azotaron, y le abrieron las carnes con uñas de garfios de acero. Pero, no pudiendo minar su resistencia, mandó entonces Daciano que fuese desollado y colocado en una parrilla en ascuas.


Fue arrojado más tarde a una mazmorra, falleciendo después y siendo tirado a un basurero, donde fue defendido por una gran águila ramada.

Su cuerpo se arrojó al río Turia en un pellejo con una piedra de molino, pero fue devuelto a la orilla, recibiendo sepultura a las afueras de Valencia, trasladándose más tarde a Lisboa, en cuya catedral reposan sus restos.



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