Oh Cristo Jesús, Hijo de Dios vivo, que por amor al mundo te hiciste Hombre, y enseñaste al hombre el misterio inmenso de la salvación. Eres el Camino, la Verdad y la Vida, la luz que ilumina para llegar a Dios Padre. Tu muerte en la Cruz es el mayor signo de tu amor divino, y el sacrificio perfecto de la redención. Ayúdame a ser, con la fuerza del Espíritu, tu discípulo misionero, servidor de tu Iglesia, constructor de tu Reino, testigo de tu resurrección. Fortalece mi fe, aviva mi esperanza, lleva conmigo la cruz y haz que ame como Tú. Te imploro, oh Señor de los Milagros, misericordia y perdón, gracias y bendiciones. Te alabo y adoro, oh Ñandejára Guasu, bendigo por siempre tu Dulce Nombre, Jesús. Amén.
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