Glorioso san Sebastián, yo admiro tu fe y tu valentía en confesar tu cristianismo y tu fortaleza en el martirio. ¡Con qué valor supiste enfrentarte a aquel mundo pagano! Hoy estamos necesitando testigos de fe. Que con tu ejemplo aprendamos a someternos antes a Dios que a los hombres.Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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