miércoles, 19 de enero de 2022

MEDITACIÓN MIÉRCOLES II TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)

"Ellos callaban" (Mc 3,1-6) 

Señor Jesús, en ese "ellos" estoy yo, estamos nosotros. Nosotros somos hoy los que muchas veces callamos ante muchas injusticias, ante tanta desigualdad, ante tanto despilfarro, ante tanta incoherencia, ante tantas mentiras, ante tanta indiferencia, ante un planeta esquilmado por puro egoísmo, y ante tantos derechos fundamentales arrasados sin miramiento. 
Señor Jesús, necesitamos que inspires en nosotros las palabras y los gestos oportunos, las ideas y las iniciativas necesarias para que lejos de callarnos ante tanta necesidad, nos convirtamos en profetas que gritan con su vida que no es posible ser cristianos y vivir acomodados e indiferentes ante tanta deshumanización. 
Señor Jesús, escucha nuestro deseo de ser verdaderos voceros de tu buena nueva en medio de esta cultura empeñada en esconder, tapar y maquillar la pobreza, la miseria, la incultura y la falta de justicia. 
No permitas, Señor, que permanezcamos callados ante las preguntas, las necesidades y los vacíos y sin sentidos de nuestro tiempo. 
Señor Jesús, nos gustaría ser la voz de los sin voz: haz que les veamos, que nos preocupe su situación, que les pongamos rostro y nombre, que no nos resulten ajenos. 
Haznos su voz, fortalece con nuestro compromiso su grito y haz que nuestra vida sea un signo vivo y decidido de nuestro seguirte. 
Así te lo pedimos. Así sea.


Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 1-6

En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo. Entonces le dice al hombre que tenia la mano paralizada: «Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida. En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.



 

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