Te saludo, Reina de virginal pureza, María, Madre del Señor Jesucristo, vergel hermosísimo de los deleites del paraíso del cielo, rosa cándida y olorosa sin espina de original pecado, yo te bendigo y alabo, pues eres, engrandecida del mismo Dios, Hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa y Templo del Espíritu Santo. Te suplico yo, el más indigno de tus devotos, me concedas y alcances de tu precioso Hijo de tal manera vivir en esta vida que cuando parta de ella vaya a gozar de la eterna, donde en cuerpo y alma vives y reinas por todos los siglos. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario