Una vez un zorrito vio en un corral muchos pollos y entró por un agujero que había. No dejó ni un pollo vivo, se los comió todos en un abrir y cerrar de ojos, y como engordó tanto no podía salir. Apareció el dueño con un garrote y lo molió a palos.
Moraleja: Que la gula y otros vicios no nublen tu mente.
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