miércoles, 15 de junio de 2022

MEDITACIÓN MIÉRCOLES XI TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)

"Practica la justicia" (Mt 6, 1-6. 16-18) 

Señor Jesús, hoy siento que me susurras al oído:

- Sé más justo
- Sé solidario
- Sé comprometido
- Sé servicial
- Sé más auténtico
- Sé más coherente

Y siento que me pides que sea todo eso con:

- los de casa
- los de mi trabajo
- los de mi comunidad 
- los que más ayuda necesitan
- los que necesitan razones de vida y esperanza
- los que sueñan con ser felices
- los que buscan su lugar en el mundo

Y siento, Señor Jesús, que para todo ello necesito tu ayuda, tu fuerza, tu ejemplo y esa confianza que en mí depositas. 

Haz que mi vida sea un signo evidente de la práctica de la justicia a tu estilo. Hazme valiente. Hazme cercano. Hazme signo de tu Reino. Ayúdame a ser tu testigo en medio de la vida cotidiana. Cuida tú de mi fe sencilla y simple. 

Así te lo pido. Así sea. 


Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».




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