miércoles, 22 de junio de 2022

MEDITACIÓN MIÉRCOLES XII TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)

"Por sus frutos los conoceréis" (Mt 7,15-20) 

Señor Jesús, ahora que andamos todos evaluándolo todo, aplicando criterios, estándares, poniendo calificaciones a diestro y siniestro, haz que no olvidemos nunca esta manera tuya de evaluar globalmente a las personas, haz que no olvidemos que por los frutos se nos conocerá. 

Señor Jesús, me gustaría que nuestros frutos fueran haberlo dado todo por los demás, haber limado asperezas, haber derribado muros, haber dado oportunidades, haber dibujado horizontes, poner y dar paz y bien a cuantos me rodean. 

Señor Jesús, me gustaría que me conocieran por estar cerca, por escuchar siempre, por hablar con el corazón, por decir verdad, por denunciar la injusticia, por no pactar con la mediocridad, por defender al más débil, por dar testimonio de mi fe en Ti, por estar dispuesto a lo que se me pida para hacer feliz a más gente, a dibujar sonrisas y a compartir mis bienes con los que carecen de ellos. 

Señor Jesús, me gustaría que me reconocieran por servir siempre, por defender siempre al más vulnerable, por atender al que a mi puerta llame, por cuidar de los míos y de aquellos a mi cargo, por tener palabras de esperanza con aquellos que necesitan razones para seguir esperando, por ser siempre lo que soy, sin adornos y sin caretas. 

Señor Jesús, si nos han de reconocer por nuestros frutos, haz que nuestros frutos sean como Tú: buenos, gratuitos, compartidos y para siempre. 

Así te lo pedimos. Así sea.


 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis».




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