miércoles, 1 de junio de 2022

MEDITACIÓN MIÉRCOLES VII DE PASCUA C

“Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo” (Jn 17,11-19)

Señor Jesús, envíame.

Allí donde haya necesidad de cuidados, de apoyo, de buenas nuevas, de compromiso por la justicia, de algo que construir, de ayudar a crecer… ¡envíame!

Allí donde haya preguntas, allí donde las respuestas no den sentido a la vida, allí donde haga falta un canto de esperanza, allí donde haya que danzar y alegrar la vida… ¡envíame!

Allí donde haya sin sentidos, allí donde haya búsquedas, allí donde no alcance todo lo demás, allí donde haga falta amor, allí donde solo la caridad restaure dignidades… ¡envíame!

Allí donde nadie vea posibilidades, allí donde se necesite una mirada llena de luz, allí donde hagan falta palabras de vida, allí donde se necesite resurrección y vida en abundancia… ¡envíame!

Allí donde haya mujeres y hombres con sed de Dios, allí donde haga falta perdón, allí donde la misericordia esté por estrenar, allí donde la compasión sea bienvenida… ¡envíame!

Señor Jesús, un día más ¡envíame! 

Sé que casi todo dependerá de ti, así que aquí me tienes. Dispón de mí, mi tiempo, mi entendimiento, mi voluntad y todo cuanto soy, siento y tengo. 

Así te lo pido. Así sea.


Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 11b-19

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».
























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