MARTIRIO DE SAN CIRÍACO Y SANTA PAULA
Estos preclarísimos atletas de
Cristo Ciríaco y Paula, virgen, comparecen
en Málaga ante el juez pagano a quien
declaran su fe, por la que padecieron innumerables maneras de suplicio. Y como no
pudieren ser arrancados de ella en modo
alguno, queriendo el impío juez arrancarles
la vida, manda que sean apedreados.
Gozosos los santos mártires vuelan al
lugar del suplicio; reciben animosos las
piedras con que son tundidos sus sagrados
cuerpos; cubiertos de piedras sucumben.
Y entre las mismas piedras crepitantes
devolvieron al cielo las almas hacia el año
300 de nuestra salud, a 18 de junio.
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