"A quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale" (Mt 5,38-42)
Señor Jesús, ¡cómo me gustaría poder vivir y actuar como nos dice que debemos vivir y actuar el Evangelio de hoy! ¡Y cuánto sé que me queda! ¡Y cuánto me gustaría caminar, acompañar y dar a los demás cuanto necesiten! En esta mañana te pido que me hagas cercano y disponible ante las necesidades de mi prójimo.
Señor Jesús, ¿y dónde están aquellos que requieren caminar una milla? Y enseguida me recuerdas que pueden ser mis compañeros de trabajo, mis hermanos, mis familiares, mis vecinos, aquellos para los que trabajo, mis amigos, mis hermanos y hermanas de comunidad... Hazme ver con claridad para que todo el que requiera de mí para caminar, me encuentre atento y dispuesto a hacer camino junto a él, el tiempo que necesite.
Señor Jesús, ¿y quién me pide? ¿Qué hago cuando alguien me pide algo? Por la calle, desde el suelo, apoyados en las entradas de las tiendas o sentados en la puerta de la iglesia, allí están algunos de los que piden. También hay muchos que piden sin pronunciar palabra, los sin voz, los descartados. Haz de mí un buen seguidor tuyo, de los que se detienen ante aquellos que piden y de los que ya no piden nada, pero sobreviven necesitándolo.
Señor Jesús, hazme solícito a las llamadas de los otros y dócil a tu voz. Como San Antonio.
Así te lo pido. Así sea.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».
No hay comentarios:
Publicar un comentario