Yo adoro a mi madre querida,
yo adoro a mi padre también;
ninguno me quiere en la vida
como ellos me saben querer.
Si duermo, ellos velan mi sueño,
si lloro, están tristes los dos,
si río su rostro es risueño:
mi risa es para ellos el sol.
Me enseñan los dos con inmensa
ternura a ser humano y feliz.
Mi padre por mí lucha y piensa,
mi madre ora siempre por mí.
Yo adoro a mi madre querida,
yo adoro a mi padre también;
ninguno me quiere en la vida
como ellos me saben querer.
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