¡Oh Virgen, Madre de Dios, María Inmaculada!, nosotros te ofrecemos y consagramos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra alma y todos nuestros bienes espirituales y temporales. Haz que esta Medalla sea para cada uno de nosotros una señal cierta de tu afecto y un recuerdo imperecedero de nuestros deberes hacia Ti. Y que al llevar tu Medalla nos guíe siempre tu amable protección y nos conserve en la gracia de tu divino Hijo.
¡Oh poderosísima Virgen, Madre de nuestro Salvador!, consérvanos unidos a Ti en todos los momentos de nuestra vida. Alcánzanos a todos nosotros, tus hijos, la gracia de una buena muerte, a fin de que, juntos contigo, podamos gozar un día de la celeste beatitud. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario