| La niña es la mujer que respetamos y la mujer la niña que engañamos. Según creen los amantes, | |||
| las flores valen más que los diamantes. | |||
| Mas ven que al extinguirse los amores, | |||
| valen más los diamantes que las flores. |
| Al pintarte el amor que por ti siento, | |||
| suelo mentir, pero no sé que miento. |
| Te sueles confesar con tu conciencia, | |||
| y te absuelves después sin penitencia. |
| Ser fiel, siempre que quieres, es tu lema; | |||
| pero tú ¿quieres siempre? He aquí el problema. |
| Aunque el amor suele morir de hartura, | |||
| lo que nunca se hastía es la ternura. |
| Algún día, a pesar de tus encantos, | |||
| te matará otro a ti cual tú me matas, | |||
| que, en materia de ingratos y de ingratas, | |||
| venimos a salir tantas a tantos. |
| No te ablandes oyendo sus acentos, | |||
| que el diablo en ocasiones | |||
| acalora los buenos sentimientos | |||
| para hacer cometer malas acciones. |
| Aunque tú por modestia no lo creas, | |||
| las flores en tu sien parecen feas. |
| Todo, en amor es triste; | |||
| mas, triste y todo, es lo mejor que existe. |
| Hay quien pasa la vida | |||
| en ese eterno juego | |||
| de hacer caer a la mujer, y luego | |||
| rehabilitar a la mujer caída. |
| Te vas a confesar, y el cura dice | |||
| que a ti, en vez de absolverte, te bendice. |
| Si la codicia de pedir es mucha, | |||
| el hombre reza, pero Dios no escucha. |
| El amor es un himno permanente | |||
| que, después que enmudece el que lo canta, | |||
| otra nueva garganta | |||
| lo vuelve a repetir eternamente. |
| Miré... pero no he visto en parte alguna | |||
| ir del brazo la dicha y la fortuna. |
| Cual todas, tú pretendes, como Elena, | |||
| ser amada por bella y no por buena. |
| Ese ilustre mortal lleno de hastío | |||
| era pobre al nacer; mas, rico ahora, | |||
| mirando a su palacio, siente frío; | |||
| ¡cuando se acuerda de su choza, llora! |
| Te vi una sola vez, pero mi mente | |||
| te estará contemplando eternamente. |
| Purifica el olor de la opulencia | |||
| cuando huele a tomillo la indigencia. |
| Te casaste y... ¿lo ves? Ya te decía | |||
| que no iguala al afán con que se ansía | |||
| la dicha que se alcanza; | |||
| por ardiente que sea la esperanza, | |||
| al convertirla en realidad es fría. |
| Tengo, Amalia, un secreto aquí escondido | |||
| que me hará enloquecer: | |||
| escúchale... más cerca... así... al oído... | |||
| «Aunque soy ya tan viejo, has de saber...». |
| Es tu historia, en mi vida entremezclada, | |||
| una sombra, en la sombra condensada. |
| Cuando oigo tus acentos | |||
| se vuelven mis ideas sentimientos. | |||
| Si no quieres tu paz ver alterada, | |||
| cree mucho en Dios, y en las mujeres nada. |
| Al decirte yo adiós, Hortensia mía, | |||
| permite a mi amistad que te declare | |||
| que, como el hijo de Sión decía: | |||
| «De mí me olvide yo, si te olvidare». |
| La música es el cielo prometido. | |||
| Cuando un pintor retrata a un elegido, | |||
| lo envuelve en nubes de oro, | |||
| y lo pinta subiendo embebecido | |||
| oyendo de los ángeles el coro. |
| Tu discreción es tanta, | |||
| que en ti, lo menos bello es lo que encanta. |
| Más que cuestión de suelo, | |||
| es la mujer una cuestión de cielo. |
| Vive, niña, advertida, | |||
| que el que ama tiene cerca la locura, | |||
| y que acaba muy pronto con la vida | |||
| la fuerza de una idea en calentura. |
| ¡Qué formas de belleza soberana | |||
| modela Dios en la escultura humana! |
| Se asombra con muchísima inocencia | |||
| de cosas que aprendió por experiencia. |
| Resígnate a morir, viejo amor mío; | |||
| no se hace atrás un río, | |||
| ni vuelve a ser presente lo pasado. | |||
| Y no hay nada más frío | |||
| que el cráter de un volcán, si está apagado. |
| Es la fea graciosa | |||
| mil veces más terrible que una hermosa. Tened miedo de aquellas que eclipsan, siendo feas, a las bellas. |
| Se matan los humanos, | |||
| en implacable guerra, | |||
| por la gloria de ser, en mar y en tierra, | |||
| devorados por peces y gusanos. No puedo ver con ánimo sereno |
| Borjas, cual tú, tan puras y apacibles; | |||
| pues juzgo, como hay Dios, menos temibles | |||
| las Borjas del puñal y del veneno. |
| Como todo es igual, siempre he tenido | |||
| un pesar verdadero | |||
| por el tiempo precioso que he perdido, | |||
| por no haber conocido | |||
| que el que ve un corazón ve el mundo entero. |
| ¡Belén! Para el amor no hay imposibles. | |||
| Lo mismo que las palmas, | |||
| a veces nuestras almas | |||
| se encarnan a distancias increíbles. |
| Te morirías por él, pero es lo cierto | |||
| que pasó tiempo y tiempo, y no te has muerto. |
| No insultes el pudor en mi presencia, | |||
| porque sabes reír con inocencia; | |||
| porque, si no, mi intrépida mirada | |||
| te dejará clavada | |||
| en la trémula cruz de tu conciencia. |
| Ya no leo ni escribo más historia | |||
| que ver a mi niñez con mi memoria. |
| La desgracia es precisa | |||
| para grabar los hechos de la historia. | |||
| O se escribe con sangre nuestra gloria, | |||
| o la borra al pasar cualquiera brisa. |
| Bien merezco, Mariana, la fortuna | |||
| de escribir en este álbum el primero, | |||
| porque sin duda alguna | |||
| soy el que más y el que mejor te quiero. |
| A todo ser creado | |||
| le gusta, como a Dios, ser muy amado. |
| Procura hacer, para apoyar la frente, | |||
| un blando cabezal de la conciencia. | |||
| Para poder dormir tranquilamente | |||
| no hay un opio mejor que la inocencia. |







No hay comentarios:
Publicar un comentario