domingo, 13 de noviembre de 2022

MEDITACIÓN DOMINGO XXXIII TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)


¡Buenos días!

Poco a poco nos vamos acercando al tiempo de Adviento. 

En estos últimos domingos, las lecturas nos hablan del otoño de la vida, de adversidades, de problemas para mantenernos firmes en la fe… 

Pero Jesús nos recuerda que no tengamos miedo porque no estamos solos; Él, en los momentos difíciles, pondrá en nuestros oídos palabras de amor y en nuestro corazón fuerza, luz y esperanza para salir adelante; y más si cabe a nosotros, cristianos. 

El papa Francisco quiere que  celebremos hoy domingo la Jornada de los Pobres para que tomemos conciencia de la mala distribución de los alimentos y de la riqueza; y que hagamos algo, en la medida de nuestras posibilidades, para erradicar la pobreza. Nos toca trabajar… pidamos hoy en don de la Perseverancia (como nos dirá Jesús en el Evangelio).

Buen y bendecido Domingo 👋



Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 5-19

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
 





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