Oh Dios, que otorgaste a la beata Lucía, admirablemente adornada con las señales de la pasión de tu Hijo y con los dones de la virginidad y de la paciencia, superar las insidias y persecuciones, concédenos, por su intercesión y ejemplo, la fuerza de vencer los halagos del mundo y no ser abatidos por las adversidades.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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