viernes, 11 de noviembre de 2022

MEDITACIÓN VIERNES XXXII TIEMPO ORDINARIO C (P. Damián Ramírez)

"El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará" (Lc 17,26-37) 

Señor Jesús, tu Evangelio de hoy asusta un poco, bueno, a decir verdad, bastante. Cómo quieres que no pretendamos guardar nuestra vida? ¿Cómo vivir si no es intentando salvaguardar lo que somos y tenemos? ¡Con lo que cuesta conseguir y mantener cada cosa de las que tenemos! ¿Y sabes lo peor? Que la idea me gusta y que vivo enamorado de tu propuesta, aunque crea que en mí hay más de guardar que de perder. 

Señor Jesús, me gustaría decir que quiero perder mi vida para recobrarla, pero te confieso que me cuesta decirlo y vivirlo, aunque sé, porque lo vivo a diario, que cuanto más la guardo, más la desperdicio. Haz de mí un discípulo capaz de vivirte, dando la vida a manos llenas. Vida compartida, vida regalada, vida donada, vida entregada, vida ofrecida para dar más vida. 

Señor Jesús, enséñame a contemplarte en el pesebre, en la fila esperando ser bautizado en el Jordán, en el templo haciendo que se cumpliera la Escritura, en las calles rodeado de hombres y mujeres anhelantes de vida, salud y esperanza, en torno a la mesa, siempre rodeado de buscadores de verdadera felicidad, en la cruz dándonos todo tu cariño y tu perdón y en la mañana de Pascua, hablando de VIDA con tu vida resucitada. 

Enséñame a entregar mi vida cada día. Dame la oportunidad de vivir dando vida, desgastándome por los otros, consumiéndome mientras camino y doy luz a mi alrededor. 

Así te lo pido. Así sea.



Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre. Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?».
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».







 

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